2025 en números, errores y café: lo que aprendí construyendo tres negocios al mismo tiempo
No escribí tanto este 2025.
No porque no tuviera cosas que decir, sino porque escribir públicamente no es lo mismo que escribir para uno mismo. Mi diario está por ahí, lleno de cosas que no publico. El blog es otra cosa: es una recopilación silenciosa, una pausa consciente.
Cerrar el año así se siente correcto. Hacer retrospectiva de uno mismo siempre es buena idea, y este año pedía eso: mirar hacia atrás sin prisa, sin vender nada, sin moralejas forzadas.
Una chica muy inteligente me dijo una frase que se me quedó grabada:
“Este año fue sobrevivir, pero al mismo tiempo, aprender a vivir.”
Eso define bastante bien mi 2025.
Si tuviera que ponerle una emoción al año, sería ambición. No ambición ruidosa, sino esa que te mantiene despierto pensando qué sigue, incluso cuando estás cansado.
Tres negocios, una sola cabeza
Este año operé tres negocios al mismo tiempo. No como concepto, sino en la realidad diaria.
Culto al Perro Café
Aquí soy CEO, administrador, logística, compras, precios, relaciones, problemas y soluciones. Todo. Pero por primera vez puedo decirlo sin miedo: por fin soy un CEO, no solo alguien “haciendo café”.
Taller Lobo y Osa
Trabajo en la parte de negocios y desarrollo de software con clientes. Aprendimos algo clave: cobrar bien y hacer más cosas sin rompernos. Menos improvisación, más intención.
Un restaurante
No cambió mucho este año. No va para bien. Y eso también es un dato. A veces las cosas no mejoran solo porque les echas ganas.
Y sí: hubo algo que sostuvo todo esto.
Mi empleo 9–5, que se redujo a 1–4. Honestamente ya lo quiero dejar, pero todavía sostiene un poco la estructura. No es el sueño, pero es el soporte. Y reconocer eso también es madurez.
2025 en números (los que importan)
Nunca fui bueno con los números… porque en realidad no sabía calcularlos.
En café, a este punto, he movido toneladas. Como minimo 3 toneladas de café este año. Decirlo así suena grande, pero lo importante no es el volumen, sino lo que aprendes cuando el volumen deja de ser simbólico y empieza a doler.
Al inicio del año no sabía calcular márgenes.
Peor aún: pensaba que sabía.
Hoy trato de apuntar a:
- 30–40% de margen en venta directa
- 10–20% en B2B, de forma latente y estratégica
No siempre se logra. Y muchas veces no se intenta siquiera, porque este año sacrifiqué bastante margen para aprender, mover, equivocarme y entender el juego real.
No lo recomiendo a cualquiera.
Solo a quien sea valiente y ambicioso.
Errores que sí costaron
Dinero
No saber calcular precios. Estar a oscuras. Tomar decisiones con intuición sin números reales. Leer De Emprendedor a Empresario Gastronómico me abrió los ojos a muchas cosas que ya debería haber sabido, pero no sabía.
Tiempo
No delegar. Y mantener el 9–5 más tiempo del necesario. Hoy estoy en un punto donde podría arriesgar ahorros y enfocarme solo en mis negocios. No lo hice aún. Tal vez por prudencia, tal vez por miedo.
Claridad mental
Curiosamente, aquí ya no sangra tanto. Mis errores ya no me destruyen mentalmente. El mindfulness y conocerme mejor me ayudaron a entender cuándo la cago… y seguir. Sin drama innecesario.
¿Repetiría algún error?
Sí.
Meterme en cosas grandes sin saber. Decir que sí. Enroscarme.
Porque ser valiente no es no tener miedo, es hacerlo aun teniéndolo.
Lo que funcionó (aunque no era elegante)
Sacrifiqué ganancias en un pedido grande de café solo para aprender a mover cantidades grandes. No para ganar, sino para entender. Los números grandes se juegan distinto que lo pequeño. Y si no te expones, nunca lo aprendes.
Una decisión pequeña con efecto grande fue dejar de “esperar que llegue” y empezar a ofrecer activamente. El “constrúyelo y llegará” es falso. El mercado no adivina.
También hice algo menos este año que ayudó más de lo que esperaba:
salir a perder el tiempo en las noches. Más foco. Menos ruido.
La tensión real de hacer muchas cosas
A veces quisiera partirme en tres. Tengo buenos skills, ideas, energía… pero no me puedo multiplicar. Y eso duele.
Hubo semanas donde sentía que nada avanzaba. O peor: avanzaba solo lo que yo empujaba. Si no lo busco, no se mueve. Eso me frustró… pero también me hizo aceptar algo importante:
Soy una fuerza que mueve cosas.
Y, honestamente, eso me gusta.
Lo que me ayudó a no soltar todo fue simple, pero profundo:
mindfulness, conocerme y confiar en mí mismo.
Lo que haría distinto
Si 2025 empezara otra vez, no intentaría algo muy concreto:
pensar que sé cosas.
Construiría antes el hábito de probar más cosas distintas. Si algo no me gusta, probablemente sea justo lo que a otros sí les gusta. Eso también es información.
Y en 2026, aunque funcione “más o menos”, quiero conservar algo con mucho cuidado: mi círculo cercano. Estoy profundamente agradecido con ellos.
Cierre
Escribo esto para mí.
Y también para emprendedores que van empezando y creen que todo es claridad, crecimiento y métricas bonitas.
No lo es. Pero tampoco es caos puro.
Si algo me dejó claro 2025 es que esto apenas comienza.
Y por primera vez en mucho tiempo, eso no me da miedo.